Cuando escuché a unas adolescentes reírse porque habían visto una foto un instante y no se podía recuperar me sorprendió que algo así fuese a tener tanto éxito. A lo que se dedicaban era a enviarse fotos desnudas que solo podías ver un segundo y desaparecían. Ahora he leído sobre ello y me he acordado que hace años, ya tenía mucho éxito entre los alumnos y alumnas de varios centros.
Es una aplicación móvil disponible para iPhone y Android, con la que se pueden enviar archivos que desaparecen entre uno y diez segundos después de haberlos visto. Los usuarios tienen entre 13 y 23 años. No se permite a menores de 12. Las imágenes más enviadas son selfies.
Los creadores fueron Evan Spiegel, Bobby Murphy y Reggie Brown, cuando eran estudiantes de la Universidad de Stanford (USA) en 2010.
¿Cómo funciona?
Con la aplicación se pueden hacer fotografías, grabar vídeos, añadir texto y dibujos.
Se configura a quien se envía.
Se controla el tiempo en que estarán visibles, solo entre uno y diez segundos, tras los cuales no se puede recuperar porque se borran del servidor.
Datos de mediados del año 2013: 14.000 millones de fotos y vídeos eran compartidos a diario. Actualmente está al nivel de Facebook, Whatsapp, Twitter o YouTube.
A finales de ese mismo año Facebook intentó comprarla por 3.000 millones de dólares, pero rechazaron la oferta porque creían en que podía seguir creciendo.
Algunas empresas han comenzado a usarla en sus campañas publicitarias enviando a los contactos sus promociones, entre ellas McDonald's o Heineken.