Hace unos meses mi amiga y yo recordábamos el bochornoso espectáculo que dieron algunas personas en el tanatorio cuando estábamos velando a nuestros seres queridos.
¿Es tan difícil saber comportarse en un momento tan delicado como ese?. Parece que sí porque pudimos dar varios ejemplos que estuvieron fuera de lugar como personas que se traen amigos que se empeñan en presentarte, gente que se queda hasta el final o consuela en momentos en los que debería apartarse o irse porque hay personas mucho más cercanas que deberían hacer esa labor.
Supongo que eso es producto de no saber gestionar ese momento. Una muerte siempre es algo violento, aunque no sea un familiar cercano y las reacciones son muy variadas, puede que no se esté preparado o se haya vivido poco esa circunstancia y no se sepa como responder. El consejo más sencillo es buscar a quien se conoce, acompañar un rato y mantenerse en un segundo plano, en el caso de no ser alguien cercano.
Al margen de eso luego queda el duelo, cuando eres tú quien no lo pasa, pero acompaña a alguien que sí.
Y aquí voy a ser clara para que se haga bien y no ocurra lo que os contaba antes de los tanatorios:
- No sueltes frases chorras de superación o de represión: "venga que tu puedes", "tienes que ser fuerte" o "no pienses en ello" y "no llores más". Yo directamente echaba de casa a quien me dijese esto. Estas frases no sirven y no ayudan, pero se dicen mucho.
- Tampoco son para tirar cohetes esas en las que te dice que lo entiende porque ha pasado por lo mismo o la de recurrir al tiempo, que lo cura todo. Estamos aquí y ahora y que pase el tiempo no consuela lo más mínimo.
- Desaparecer y dejar la responsabilidad en manos de quien se encuentra mal es una solución muy cómoda. Si necesitas algo llama o avísame llevan tranquilidad a quien lo suelta, pero no ayuda tampoco. Quien está mal no suele reclamar a lo demás, ni va a verlos, por lo tanto, lo que hay que hacer es ir, llamar, acercarse, proponer, invitar...
- Si no puedes soportar ver a alguien sufrir, no vayas a su casa porque precisamente eso es lo que hay que dejar que pase. Las personas se tienen que expresar para que todo salga, no hay que cortar la expresión de esos sentimientos. Es la parte más dura de quien acompaña, pero hay que aguantar.
- Deja hablar. La mitad de las llamadas para preguntar a alguien qué tal o de las visitas, acaban invadiendo el tiempo de la persona que tiene que hablar. Al final comienzan a enumerar sus males. No es momento de contar lo que te ocurre o de hacer de una tontería un problema mayor solo para que la otra persona no se sienta sola en su sufrimiento. Cierra la boca, deja que se exprese y que hable de ello y aparca tus preocupaciones.
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