Cuando somos pequeños nos pasamos el tiempo diciendo que queremos crecer. Estamos deseando ser mayores para hacer una cosa u otra. Parece que todo transcurre muy lento, los años tardan en pasar.
Una vez escuché que la explicación viene determinada por las cosas que aprendemos. Cuando somos pequeños hay tantas cosas que nos son desconocidas que acontecen todos los días que se nos hace eterno y a los mayores, la rutina hace que se nos pase volando porque apenas encontramos cosas nuevas en nuestro día.
Parece que esa no es la explicación real y lo ha encontrado Adrian Bejan, un científico de la Universidad Duke (USA).
Nuestras neuronas envejecen con el paso del tiempo y eso determina la forma en que lo percibimos. Además, tenemos más conexiones cuando nos hacemos mayores y la información tiene que recorrer un camino más largo de un punto a otro. De adultos se perciben menos imágenes y de una manera más lenta, por eso nos parece más corto.
Los niños mueven los ojos más rápido, entra mayor flujo de información y procesan las imágenes con más rapidez, por eso parece que su día es más largo y ha durado más.
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