El lunes el Ministerio de Sanidad anuncia que tanto en zonas del País Vasco como en toda la Comunidad de Madrid, se incrementan las medidas de prevención por parte del Gobierno debido a que son los dos grandes focos por coronavirus que hay en España y la gente comienza a atracar los supermercados.
El cierre de todos los centros educativos desde infantil hasta la universidad desató la histeria colectiva.
No era la previsión de que iban a estar en casa con niños y no se tenía comida suficiente, era miedo. Ha desaparecido de las estanterías de los supermercados el papel higiénico porque corrió la noticia de que en China, la zona cero de la infección estaba sin papel y por el miedo a quedarse sin él, se ha hecho acopio.
No hace falta irse tan lejos ya que las noticias sobre China ya nos han dejado de llegar porque se habla más de lo que ocurre en Italia y en España. En Italia se han tomado medidas restrictivas y se han cerrado zonas enteras y como el miedo es libre, se ha arrasado con las tiendas.
Un ataque de pánico, según la CIE (clasificación internacional de enfermedades) es una crisis de ansiedad grave. Es algo imprevisible que puede cursar con palpitaciones, mareo, vértigo, sensación de asfixia y de irrealidad. Esto hace que queramos quitarnos esa sensación lo antes posible e intentemos recurrir a lo que nos devolvería la calma porque parece que vamos a perder el control. Lo peor es que lo que más pavor es volver a tener otro ataque, por eso se toman todas las medidas a nuestro alcance para que eso ocurra y se sale corriendo al supermercado como si eso arreglara la situación actual pero por lo menos, palia los efectos de la anticipación de cosas que ocurrirán que se han formado en nuestra cabeza. Pensamos que se decretará el cierre de las zonas afectadas y el aislamiento total, que es lo que han hecho en algunos lugares de Italia, entonces es mejor tener comida en casa para poder sobrevivir y no salir. Si voy a la tienda y arraso, me quedo tranquilo porque puedo sobrevivir.
No funciona del concepto mindfulness de ir poco a poco, minuto a minuto, tendemos a anticipar y aunque el peligro no es inminente o real, para quien piensa en lo que vendrá sí lo es, y se desencadena el ataque de pánico porque no es necesario para ello de una razón objetiva.
Ya sé que no sirve llamar a la calma porque todo el mundo tiene un familiar o conoce a un familiar que un amigo en Italia y las noticia de allí no son muy tranquilizadoras pero yo apelo a la responsabilidad colectiva y al ir paso a paso y según vayan desarrollándose los acontecimientos. Desde luego lo único que no hay que tener en estos momentos es un ataque de pánico o ansiedad porque no se soluciona nada, es más, empeoramos la situación.
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