No es una adiós, es una hasta luego.

jueves, 19 de marzo de 2020

Duelo sin poder tocar, sin juntarse, ni poder decir adiós

Habrá gente que nunca le ponga cara a esta tragedia y están en casa diciendo que se aburren que no saben qué hacer con tanto tiempo libre, pero para la gente que realmente está teniendo pérdidas está siendo para ellos algo horrible, como una pesadilla de la que parece que nunca ase pueden despertar.

Eso es a lo que nos enfrentamos en tiempos del coronavirus. Si hace unos meses escribía sobre cómo se desarrolla el duelo, ahora, se hace más difícil si cabe, porque no tenemos posibilidad de decir adiós, de compartirlo y de estar cerca, de la persona que muere y de todos los que la querían.


En los hospitales y residencias están muriendo personas en completa soledad, ellos no tienen compañía y el resto, no podemos acercar a despedirnos. Las medidas son las que son, no podemos salir, no nos podemos acercar a los hospitales, los entierros e incineraciones son rápidas porque el virus no da tregua y no se pueden hacer funerales. Se hace para contener el contagio y salvar vidas, pero deja a mucha gente sin poder estar ahí para los suyos y eso deja huella.


Si un duelo se desarrolla como contábamos en entradas anteriores (por si quieres leerlas), es duro, pero es asumible, lleva su tiempo pero se acaba superando, pero, ¿qué ocurrirá si el duelo se vuelve patológico como puede ocurrir con esta forma de despedirse tan abrupta y de no haber podido acompañar a los enfermos?: que el duelo no se elaborará correctamente y los síntomas tendrán una mayor duración e intensidad y posiblemente se necesite asistencia para superarlo.


Si quieres seguir leyendo aquí tienes los síntomas de un duelo normal y los tipos de duelo patológico:


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