Ahora que tenemos esta crisis sanitaria nos acordamos que no hemos implementado en la empresa un protocolo para el teletrabajo. Las empresas suelen tener los protocolos para proteger datos pero no para teletrabajar. A algunas no se les pasa por la cabeza que la actividad pueda ser desarrollada en casa porque piensan que los trabajadores se van a escaquear en mayor o menor medida.
Está claro que las personas que trabajan en un bar no pueden acogerse a esta modalidad o las que están en un taller. No todas las empresas pueden, pero las que pueden llegan a esta momento sin haber hecho los deberes.
Ahora deprisa y corriendo es preciso que se creen mecanismos de control para contar las horas que realmente se trabaja o para que tengan instalados en casa los programas que se necesitan o incluso el desvío del teléfono para que puedan atender las llamadas de clientes.
Hay que adaptarse o morir. No es que vayamos a tener crisis epidemiológicas todos los años (vacas locas, SARS, N1H1...) y vayamos a empalmar las gripes con mutaciones que nos obliguen a quedarnos en casa pero es mejor estar preparados.
En el mundo de la tecnología hay que ponerse las pilas, las cosas cambian y hay que aprovechar todo lo que nos ofrece. No solo hay que tomarlo como una medida de emergencia, también puede ser un recurso para no tener un sitio fijo en el que trabajar o para ahorrar dinero en instalaciones y mantenimiento. Y no solo eso, vamos a ser productivos, que no se pare la actividad por cualquier contingencia.
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