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viernes, 30 de noviembre de 2018

Intervenión terapéutica en el consumo de drogas

Instalada la dependencia, a substancias o a conductas, la personalidad y el estilo de vida se apoyan precisamente en el consumo o en la repetición de la conducta. De no ser así la persona se desestructura. La búsqueda de la sustancia o los medios para realizar la conducta se convierten en elemento motivacional predominante.
 
Desde esa perspectiva, la intervención de la adicción constituye un proceso largo y dificultoso que afecta a las esferas biológicas, psicológicas y sociales. 
Y de ahí que los profesionales que les tratan forman una red constituida por médicos, recursos sociales y profesionales de la psicología.

En el proceso de deshabituación podemos distinguir unas fases como son:
 
1.- Desintoxicación: Imprescindible con substancias que crean una fuerte dependencia física, lo que supone la presencia del síndrome de abstinencia. Constituye una intervención esencialmente médica que pretende superar el síndrome de abstinencia originado por la interrupción radical del consumo.
 
2.- Deshabituación psicológica: elemento más dificultoso y complejo. Como hemos indicado el consumo ha sido el medio de vida del sujeto, el sentido de su vida. Dejar el consumo es instalar al sujeto en el vacío y en la conciencia de todas sus carencias personales, familiares, laborales, sociales, etc.
 
3.- Inserción social: Una vez que el consumo está desterrado, la inserción social es la última fase de deshabituación. Se trata de evitar recaídas y mantener un nuevo modelo de vida, en la que la familia desempeña un papel fundamental.

De este modo, las diversas intervenciones se estructuran en torno a la prevención, la asistencia (reducción de riesgos y daños, deshabituación, intervención sanitaria e intervención psicosocial) y la reincorporación social.
 
Destacan 3 programas
  • Programas de Prevención y educación para la salud
Pretende mejorar la información sobre las drogas a través de actividades individuales o grupales con la finalidad de evitar el consumo, reducirlo, realizar conductas de riesgo, etc.
Lugar destacado ocupa el Programa de Intercambio de Jeringuillas – PIJ – que tiene por objeto reducir el riesgo de contagio de enfermedades de trasmisión sanguínea – hepatitis, SIDA –
  •  Programas asistenciales
- De reducción del daño: La pretensión es mejorar la calidad de vida. No pretende que el drogodependiente abandone el consumo, sino que lo haga de una manera más segura. Bien no usando la vía intravenosa o sustituyendo la heroína por metadona de efectos menos pernicioso para la salud.
- De desintoxicación: Pretenden aliviar el síndrome de abstinencia y aminorar la dependencia física.
- De deshabituación: Su finalidad es evitar la recaída o el reinicio del consumo. Pueden usarse antagonistas – sustancias de efecto contrario a la droga y que bloquea su efecto – o agonistas, complementado con técnicas psicológicas y sociales.
  •  Programas de incorporación social
Tienen la pretensión de incorporar el sujeto a su ambiente social de referencia.
- En régimen ambulatorio: acude a centros ambulatorios para intervenciones puntuales.
- En Centros de día: participa durante el día en actividades ocupacionales o terapéuticas complementarias.
- En Comunidad Terapéutica: ingresa en una institución y permanece en ella hasta concluir el programa. En esa Comunidad se organizan todas las actividades diarias conjugándose con las actividades laborales, terapéuticas, educativas, etc.

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